Desde Cuba: Julián Conrado le escribe a Alí Primera a los 29 años de su siembra

Habana, 16 de febrero de 2014

Para el cantor del pueblo Alí Primera, en el día de su siembra

¡Alí Primera, épale panita, te doy un abrazo de tierna alegría como la risa de pueblo de nuestro amado hermano Hugo Chávez!

Imagino que donde estás llega la señal de Telesur, así que estarás sabido de mi salida de prisión. Aunque, a la hora de la verdad, tu eres de los que mágicamente se enteran de las cosas antes que estas sucedan. Tengo mucho que agradecerte, sé de cuanto hiciste para lograr el desenjaulamiento de éste pájaro cantor. Te cuento que al llegar a la Habana, lo primero que hice, “antes de sacudirme el polvo del camino”, fue visitar tres viejos amigos míos. Si hubieras visto, a los tres los hallé juntitos como esperándome para una partida de dominó. Estaban ahí, en la histórica Plaza de la Revolución: Martí, El Ché y Camilo. Indescriptible la felicidad que me invadió en el instante de tan bello encuentro. Dialogamos largo rato, ya te contaré detalles al respecto. Y…bueno, nos despedimos no sin antes posar, los cuatro, para que una hermosa turista del hermano pueblo de los Estados Unidos, nos tomara la foto del recuerdo. De regreso al nido me encontré con mi compadre John Lennon, estaba sentado en el escaño de un parque soñando que “ya no existían posesiones y que toda la gente vivía en paz compartiendo el mundo”; le dí un fuerte abrazo y le dije: estás en lo cierto viejo John, no eres el único soñador, sigamos soñando, una utopía no es mero sueño cuando hay amor, cuando hay empeño.

Total es que me encuentro en Cuba, la hermosa y jacarandosa isla de la dignidad, verseando, Bolivarianamente, en búsqueda de la paz para mi sufrida patria colombiana, paz imprescindible para la paz de nuestra América. A lo peor, por causa de la larguísima, gravísima y estupidísima enfermedad de la división que nos aqueja a los patriotas y revolucionarios colombianos, seguramente “por ahora”, no se logre una paz completa, la paz con justicia y amor que anhela nuestro pueblo; pero si aunque sea, en la mesa de diálogos, se logra el fin de la confrontación armada nada más, eso sería un dulce alivio para Colombia, muy especialmente para las madres pobres que son, a fin de cuentas, las que nos paren a los guerrilleros y soldados para que nos matemos los uno a los otros en ese horroroso negocio capitalista de la muerte que resulta ser la guerra. En ese sentido continúo clamando para que se consolide la unión de los partidos y demás organizaciones populares, la unión de todas y todos los amantes de la paz. Entre mas unidos estemos, ,más cosas podeos arrancarle, en la mesa de diálogos, a los señores y señoras de la oligarquía que hoy tienen el poder total del estado. Divididos los de abajo los de arriba siempre impondrán su avarienta voluntad. Tú lo dijiste: “…y si la lucha del pueblo se dispersa no habrá victoria popular en el combate.”

Hermano mío, es todo por el momento, te seguiré contando. Fervoroso abrazo.

 

¡Amando Venceremos!

Julián Conrado